Lacan, en el seminario XVII, “El reverso del psicoanálisis”, en el capítulo titulado por Jacques-Alain Miller, “Del mito a la estructura”, define lo que es una crisis según el discurso analítico: es el momento en el que se introduce una suspensión (en el sentido de quedar en suspenso) de la cuestión de la verdad. La doxa, es decir, los significantes amos que organizan el discurso, dejan de funcionar: La verdad es apartada, dejando espacio a una abertura, una suspensión en la que se producen calamidades hasta que un significante nuevo llega a imponerse eliminando el suspenso. Otra Doxa triunfa entonces, restableciendo el lazo social: salida de la crisis.

Estamos en un momento histórico así. Las invenciones de las tecno ciencias han transformado radicalmente lo que Lacan llamaba los comercios humanos. El mundo es global y obedece al axioma “Hay de lo Uno”. Del lado de los parlêtres, es como dice Jacques-Alain Miller en su presentación del seminario XIX, también este Uno lo que se impone: los unos completamente solos que dicen su goce en una Babel Universal. Es eso lo que he visto y oído en la ONU.

Lo que universaliza es la diversidad de los modos de goce, completada por el principio de segregación. Las instituciones, como los ideales, se encuentran inadecuados. Europa podría muy bien terminar siéndolo. Suspensión, entonces, de la cuestión de la verdad. Esta crisis produce movimientos de repliegue sobre los significantes amo tradicionalmente mayoritarios, y de ahí la escalada generalizada de las derechas y extremas derechas al mismo tiempo que la afirmación de nuevos significantes minoritarios: matrimonio para todos, movimientos LGTB o postcoloniales.

En este mismo pasaje de El reverso, Lacan tiene esta frase: “El punto extremo del psicoanálisis es el ateísmo, a condición de dar a este término un sentido distinto que el de Dios ha muerto”. Es a partir de ahí que el psicoanálisis permite abordar de otro modo la cuestión religiosa en la actualidad candente que nos encontramos un poco por todos lados en el mundo y que es una de las manifestaciones de la cuestión de la verdad, hermana de goce. Validando el diagnóstico de Lacan, el viejo buen Dios está, en efecto, más vivo que nunca, cosa que no se puede decir de sus fieles, que, por el contrario, mueren como moscas, ni del Nombre del Padre. Ahora bien, en Francia y en los Estados Unidos las respuestas a lo religioso toman formas extremadamente diferentes cuyo estudio cruzado es particularmente esclarecedor de la crisis de los significantes amo.

En Francia, la laicidad era el significante amo que desde el siglo XIX asignaba su lugar en el lazo social a las diferentes prácticas religiosas. Era entonces una solución que separaba lo secular de lo religioso. La república es laica y los ciudadanos adoptan la religión de su elección o ninguna en absoluto. En los Estados Unidos ese no fue nunca el caso, siendo la cuestión regulada por el significante de la diversidad. Los Estados Unidos son religiosos a partir de lo múltiple. Lo múltiple no implica varios dioses al estilo del politeísmo. Se trata de lo múltiple de lo mono. Se podría pensar que los problemas ocurridos en Francia no sucederían en los Estados Unidos, más orientados por la solución inclusión que el discurso republicano, más sostenido en el corte. La reacción del NY Times negándose a publicar las caricaturas de Charlie Hebdo o la semana pasada las dimisiones de escritores por la decisión de la sociedad literaria Pen Club de premiar a Charlie Hebdo van en esa dirección: evitar herir los sentimientos de las personas religiosas, respetar a falta de Dios, al semejante y fundamentalmente conferir a palabras e imágenes el valor de una trascendencia ideal y no de un semblante real.

Sin embargo no se dió así y la cuestión religiosa volvió a cobrar actualidad de otro modo manifestando la crisis. De esto testimonian dos ejemplos recientes. El de la enmienda del estado de Indiana y de Arkansas, y luego la toma de posición del gobernador de Louisiana, Bobby Jundal y el del asunto de las publicidades en los autobuses neoyorkinos.

Bobby Jundal (1) tomó públicamente la posición siguiente: “el debate sobre la libertad religiosa en America confronta a conservadores y líderes de negocios con una elección crucial” y afirma que “el conservadurismo se enfrenta a muchos desafíos en la América actual”. Él desea, como en Indiana y en Arkansas, el refuerzo de los derechos de lo que podríamos llamar la subjetividad religiosa: que la ley autorice al dueño de un negocio, por ejemplo un restaurante, a negarse a servir a una pareja gay a causa de sus convicciones religiosas. Lo cual puede ser definido como discriminación desde el lado LGTB: crisis.

Una asociación de extrema derecha, US AFDI (American Freedom Defense Initiative) ha sido autorizada por la justicia, contra una denuncia presentada por la NY Metropolitan Transportation Authority, a pegar en los autobuses sus carteles con la siguiente inscripción (2): “Matar judíos es el culto que nos acerca a Alá”. Es su Yihad, ¿cuál es la tuya?”.

El juez de distrito John Koelt dictó que la NY Metropolitan Transportation Authority MTA no puede quitar los controvertidos anuncios de los autobuses y vagones de metro. La MTA arguyó que este anuncio podría incitar a la violencia contra los judíos. El juez dijo en su veredicto que “MTA subestima la tolerancia de los neoyorkinos y sobreestima el impacto de este anuncio fugaz. No hay evidencia de que verlo sería suficiente para desencadenar una reacción violenta”. Para complejizar aún más la situación, conviene saber que AFDI no es una asociación musulmana, sino una organización pro israelí, más exactamente una de extrema derecha. Resumiendo, AFDI promueve el principio: a cada cual, su Yihad…

Ni la laicidad ni la diversidad ni la tolerancia son, pues, las claves de una nueva Doxa que acabaría con la suspensión de la verdad.

Este ejemplo demuestra más bien que nadie posee los significantes. Tienen su vida propia, sus leyes, malentendido y equívoco. El término “libertad religiosa”, el de “Yihad”, han hecho su entrada en la competición de los significantes amo del siglo XXI. El discurso del amo que va a triunfar en le siglo XXI, ¿será religioso? Desde ya los significantes religiosos circulan: blasfemia, Yihad, fatua etc… Los hablamos. Nos hablan.

Es en tanto que disciplina de la palabra y del lenguaje que el psicoanálisis puede ser eficaz. Él sabe bien que las palabras no pertenecen ni a aquel que las pronuncia ni al que las escucha. El inconsciente es Moebiano. En “Aún” Lacan habla de “exorcizar”, ahora que ya no se lleva, a este viejo buen Dios. El analista, exorcista.

 

(1) New York Times abril 2015-05-27

(2) extracto de artículo del Washington Post del 22-04-2015

Traducción: Beatriz García Martínez

Texto presentado en el reciente Congreso de la New Lacanian School : Moments de crise. Mayo 2015

 

 

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