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“Hitachi ha introducido hoy un sistema que, al menos, promete predecir dónde y cuándo es más probable que ocurra un crimen investigando una serie de datos desde estadísticas criminales a los mapas de transporte público, desde la previsión meteorológica a las redes sociales.

Hitachi no cuenta con superhéroes, cuenta con su Predictive Crime Analytics(PCA), cuyo «superpoder» es recoger una cantidad inmensa de daros de sensores y datos de Internet de múltiples fuentes.”[1]

 

Los efectos del BIGdata

El tratamiento digital de la información es la reciente “revolución” tecnológica y como toda escalada tecnológica es heredera de las necesidades de poder y armamentistas. No sería sorprendente que apareciera con más escándalo en las noticias el “predictive crime” al servicio del crimen. Una progresión tecnológica siempre con cañones o procesadores más poderosos.

La tecnología modela el modo de estar en el mundo. El discurso científico se ha empeñado en buscar más eficiencia, velocidad, producción, curas, comunicación, y con ellas más éxito, consumo, y también más control. En principio, las mismas herramientas de control de información que pretenden mantener a raya a delincuentes y terroristas es usado para estudios georeferenciados de marketing, asociando información de tarjetas de crédito, tickets de transporte, comunicaciones, etc. También el Bigdata y la digitalización está al servicio de la tecnoburocracia y las smarts cities. Desde votos electrónicos hasta semáforos sincronizados, ¿Cuál es la ideología que subyace a la digitalización del mundo?

Sabemos desde el psicoanálisis, que hay un resto irreductible que impide que las relaciones humanas sean complementarias, es decir, que no hay una norma que establezca un lazo social a prueba de fallas. Podemos incluso acentuar que a su vez, no es posible un lazo social donde no exista una falla que lo permita. Si la historia de la humanidad está atravesada por las guerras, las conquistas, la colonización y la tecnología que acompaño estos procesos, es precisamente porque en el otro encontramos el enemigo. Es a falta de un posible pacto, que en el lugar extranjero encontramos la muerte.

Se pretende utilizar el BIGdata para remediar lo que falla del lazo social, por ejemplo, prediciendo el crimen, controlando al enemigo. Por el contrario, el uso del BIGdata es eminentemente una herramienta de control y no de emancipación. Encubierta en políticas de protección y eficiencia, se sostiene justamente en que no necesita el consentimiento de un Sujeto. Se alimenta de las letras pequeñas de los contratos o de los efectos no advertidos o irrenunciables de la tecnología. Al igual que en el discurso científico, es necesario excluir al Sujeto, imposible de escribir en el código de programación, se reemplaza por el rastro digital que permite su acorralamiento.

Control y Subjetividad

Control y Subjetividad son incompatibles. La condición subjetiva, es la del Sujeto condenado a su deseo. El Deseo es irrenunciable al Sujeto, colocándolo en el punto de crisis entre su libertad y sometimiento. Es decir, el Sujeto no puede renunciar a su libertad, cómo no puede dejar de desear, deseo al que a su vez está sometido en tanto siempre insatisfecho. Si la crisis del Sujeto es ese estado constante de tensión, es entonces la crisis un estado necesario para sostener la posibilidad de la subjetividad.

Esfuerzos tecnológicos por remediar el Malestar en la Cultura, como la nanotecnología molecular, el Bigdata, test diagnósticos, protocolos, etc. Son utilizados para “resolver” la falla en el lazo social. Instalada esta utopía, la crisis deja de existir, dando paso a la distopía del fuera de la subjetividad, ya que lo que anuda no sería más necesario. Los esfuerzos bajo la pretensión de taponar lo que falla, no solo están por estructura destinados a su fracaso. El peligro está en que en su obstinación, instalan una promesa ideológica que tiene como horizonte la negación del sujeto, es decir, de la dimensión subjetiva propia de la crisis.

Sea por vía del control o el contrato, comprobamos a diario que no existe garantía alguna de regular el lazo social. Es necesario entonces volcar los esfuerzos, no a más efectivos sistemas tecnológicos disciplinarios o de control, sino a mejores dispositivos sociales que generen lazo social a través del pacto.

La posibilidad del pacto se da justamente en tanto no hay garantías, es decir, ahí donde la regla natural falla y hay que vérselas con el valor de la palabra. Es necesario insistir que el pacto es solo posible en el orden simbólico. Lo simbólico implica poner una cosa en el lugar de otra y eso vuelve imposible establecer un punto de referencia que garantice una verdad. No hay modo que el control vía BIGdata reemplace la necesidad del pacto social, ya que la falta de garantía en el pacto es justamente el lugar donde es posible un Sujeto.

Si definimos la crisis como el encuentro reiterado con lo que falla, entonces hay que preservarla. Una dimensión necesaria de la crisis es la que tiene el efecto de ahuecar para provocar las invenciones sociales y subjetivas. Quizás es necesario dejar un punto ciego al ojo del Bigdata, para así preservar la necesidad del pacto sobre el control. El reto está en crear dispositivos discursivos y sociales que posibiliten el pacto sobre el control, como una herramienta de resistencia subjetiva para el lazo social.

 

Santiago Rueda. Barcelona.

 

[1] https://www.hds.com/corporate/press-analyst-center/press-releases/2015/gl150928.html

http://hipertextual.com/2015/09/hitachi-predecir-crimenes

 

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