Jefe de Sección de Bioquímica en el CHUAC (Complejo Hospitalario de A Coruña)
Autor del libro «El autoritarismo científico». Ed. Miguel Gómez. 2010
Autor de publicaciones científicas en revistas internacionales sobre Biofísica, Inmunoquímica y Nanotecnología.
Ponente y colaborador de distintos encuentros y publicaciones sobre la relación entre ciencia y psicoanálisis (adjunto un archivo).
Autor del blog «Cerca del Leteo», iniciado en noviembre de 2014: http://javierpeteirocartelle.blogspot.com.es/
Reflexiones acerca de la ciencia, sus límites, la ignorancia, el recuerdo y el olvido… Anticipos de lo que podremos conversar con Peteiro…
«En Fisica,Heisenberg mostraba límites esenciales al conocimiento posible en el ámbito cuántico haciendo así afirmación tanto del ignoramus como del ignorabimus, en forma de principio de incertidumbre.
Esos límites en el conocimiento físico y matemático lo son, en cierto modo, ahora y para siempre. Nunca tendremos una aritmética completa y consistente a la vez y nunca podremos medir simultáneamente el momento y la posición de una partícula. Ese “nunca” en cierto modo trasciende al tiempo: que lo sepamos ahora supone que siempre ha sido así (aun cuando no hablásemos de partículas) y que siempre será así, aunque hablemos de cuerdas. Pero podemos vivir con ello. A fin de cuentas, las matemáticas siguen avanzando y la indeterminación cuántica no sólo no nos impide hacer predicciones magníficas en ese ámbito sino que ofrece un panorama de ricas posibilidades epistémicas.
El ignorabimus al que nos resistimos se da más bien en el orden más pragmático. ¿Ignoraremos siempre lo necesario para predecir con tiempo suficiente catástrofes geológicas o meteorológicas? ¿Podremos algún día prevenir crisis económicas o guerras? ¿Podremos curar el cáncer y, en general, cualquier enfermedad? Se trata de un orden práctico y que mira al futuro aunque use el presente y el pasado como “base de datos”.
La utopía cientificista supone asumir como postulado la inexistencia del ignorabimus en el ámbito de lo humano. Pero como toda utopía, o es inalcanzable o se transforma en lo peor, en distopía realizable. Y es que, además del hecho tan cuestionado por muchos científicos del libre albedrío, son tantas las variables que intervienen en el proceso histórico, que la predicción, o prospectiva como prefieren decir algunos estudiosos, se hace inviable a tal punto que, en el mejor de los casos, podemos saber, como dicen que decía Sócrates, que no sabemos nada. Ello es así porque incluso en el caso de fenómenos dependientes de pocas variables asistimos en general a procesos no lineales, a situaciones en las que rigen leyes de potencia en vez de desviaciones de curvas gaussianas y que darán cuenta retrodictivamente, pero no a priori, de sucesos como la desigualdad económica o el éxito social o político, o el desencadenamiento de una guerra, hambrunas o epidemias.
Nada parece programable por mucha potencia de cálculo que haya.De vez en cuando suceden acontecimientos que cambian todo drásticamente. Un disparo en Sarajevo, aviones que chocan con las Torres Gemelas, un suspenso a quien quería ser pintor de Academia… Pero también grandes descubrimientos como la penicilina o la radiación de fondo de microondas….La advertencia de nuestra ignorancia parece la mejor de las formas con que mirar hacia el futuro, incluso el más inmediato.» Peteiro, J.(2015) El necesario recuerdo de nuestra ignorancia en http://javierpeteirocartelle.blogspot.com.es/