Bru Rovira
Bru Rovira. Reportero, 25 años en el diario La Vanguardia. Hoy sigue como free lance colaborando en distintos medios, como el diario Ara. Especialista en temas sociales y conflictos internacionales. Cubrió los cambios del mundo inmediatamente posterior a la Guerra Fría, especialmente en África (Somalia, Ruanda, RC Congo…) y en los países del Este (guerra de la antigua Yugoslavia, Rumanía, Polonia…). Sus últimos viajes han sido a la República Centroafricana y un largo viaje por los Balcanes, desde Albania hasta Tesalónica.
Imágenes
La foto de la cocacola es de unas niñas que estaban haciendo una especie de fiesta de iniciación. Me las encontré en una zona de guerra, cerca de la ciudad de Kuito. Lo de la cocacola me pareció sorprendente….
En la foto de la fiesta, una de las niñas está embarazada y tiene su hija mamando, aunque apenas se ve. Es la que está más ausente.
La otra foto es de China: es un parque temático de la religión y la cultura que visité a principios de los 90: sonaba la música de la Pasión de Bach, pero estas niñas se reían porque no tenían ni idea ni de la cruz, ni de la música, ni de la religión… ni de la simbología de las pinturas religiosas, oscurantistas.
Me gustan estas imágenes que rompen el arquetipo, con un punto de ironía, que obligan a mirar lo que creemos que conocemos, pero resulta que tiene otros matices que no tienen nada que ver con los modelos preconcebidos, manipulados.
En la foto del cementerio de Irán, donde sale una niña con un gorro rojo, me encanta esta presencia divertida en medio de las mujeres de negro, que rompe el tópico de la mujer tapada, de negro, siniestra: es evidente que hay allí un mundo privado completamente ignorado por nosotros, que solo podemos conocer si nos interesamos por él. Si entramos. Algo que nuestros prejuicios, la propaganda y la ideología no nos permite: las mujeres tapadas siempre deben ser una imagen oscura, congelada, una imagen que nos amenaza y rechazamos.
Precisamente ésta es nuestra visión oficial de países como Irán, cuya sociedad desconocemos absolutamente…. lo cual nos permite odiarla tal y como nos sugieren nuestros políticos.