Lacan J , Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 41.

“De hecho, el destete, a través de cualquiera de las contingencias operatorias que implica, es a menudo un trauma psíquico cuyos efectos individuales anorexias llamadas mentales, toxicomanías por vía oral, neurosis gástricas revelan sus causas al psicoanálisis.

Traumatizante o no, el destete deja en el psiquismo humano la huella permanente de la relación biológica que interrumpe. Esta crisis vital, en efecto, se duplica con una crisis del psiquismo, tal vez la primera cuya solución tiene una estructura dialéctica.”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 41.

“Por primera vez, al parecer, una tensión vital se resuelve en intención mental. Mediante esta intención, el destete es aceptado o rechazado; la intención, ciertamente, es muy elemental, porque ni siquiera puede ser atribuida a un yo todavía en estado rudimentario; la aceptación o el rechazo no pueden ser concebidos como una elección, pues en ausencia de un yo que afirma o niega no se pueden considerar contradictorios; pero, como polos coexistentes y contrarios, determinan una actitud ambivalente por esencia, aunque uno de los dos prevalezca. Esta ambivalencia primordial, en ocasión de crisis que aseguran la continuidad del desarrollo, se resolverá en diferenciaciones psíquicas de un nivel dialéctico cada vez más elevado y de una irreversibilidad creciente. La prevalencia original cambiará en ellas varias veces de sentido y podrá, en consecuencia, tener destinos muy diversos; sin embargo se la volverá a encontrar en el tiempo y en el tono que le son propios y que impondrá a estas crisis y a las categorías nuevas cuyo vivido estará dotado por cada una de ellas.”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 57.

“La tensión así constituida se resuelve, por una parte, mediante una represión de la tendencia sexual que, por consiguiente, permanecerá latente hasta la pubertad dejando lugar a intereses neutros, eminentemente favorables a las adquisiciones educativas por otra parte, mediante la sublimación de la imagen parental que perpetuará en la conciencia un ideal representativo, garantía de la coincidencia futura de las actitudes psíquicas y las actitudes fisiológicas en el momento de la pubertad. Este doble proceso tiene una importancia genética fundamental, porque permanece inscrito en el psiquismo en dos instancias permanentes: la que reprime se llama superyó, la que sublima, ideal del yo. Ambas representan la culminación de la crisis edípica.

 

Lacan,J  Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 62.

“Tal concepción se puede definir como una psicogénesis analógica; está en conformidad con el defecto más notorio de la doctrina analítica: descuidar la estructura a favor del dinamismo. Sin embargo, la propia experiencia analítica aporta una contribución al estudio de las formas mentales al demostrar su relación ya sea como condiciones, ya sea como soluciones con las crisis afectivas. Es diferenciando el juego formal del complejo como se puede establecer, entre su función y la estructura del drama, que le es esencial, una relación más concluyente.”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 63-64.

“El fantasma de castración se relaciona con este mismo objeto: su forma, nacida antes de cualquier discernimiento del cuerpo propio, antes de cualquier distinción de una amenaza del adulto, no depende del sexo del sujeto y, más que recibir su impronta, determina las fórmulas de la tradición educativa. Representa la defensa que el yo narcisista, identificado con su doble especular, opone al resurgimiento de la angustia que, en el primer momento del Edipo, tiende a conmoverlo: crisis que no causa tanto la irrupción del deseo genital en el sujeto como la del objeto que reactualiza, a saber, la madre.”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 66.

“Este momento del Edipo proporciona el prototipo de la sublimación, tanto por el papel de presencia enmascarada que en él desempeña la tendencia, como por la forma con que reviste el objeto. Esta misma forma, en efecto, es sensible a cada crisis en la que se produce, para la realidad humana, esa condensación cuyo enigma hemos planteado más arriba: es esta luz del asombro que transfigura un objeto disolviendo sus equivalencias en el sujeto y lo propone, no ya como medio para la satisfacción del deseo, sino como polo para las creaciones de la pasión.”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 70.

“Ahora bien, en nuestro tiempo, más que nunca, es imposible comprender al hombre de la cultura occidental fuera de las antinomias que constituyen sus relaciones con la naturaleza y con la sociedad: ¿cómo comprender, fuera de ellas, la angustia que él expresa en el sentimiento de una transgresión prometeica ante las condiciones de su vida, y las concepciones más elevadas en las que supera esta angustia al reconocer que es mediante crisis dialécticas como se crea, a sí mismo y a sus objetos?”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 71-72.

“No somos de aquellos que se afligen ante un supuesto relajamiento del vínculo familiar. ¿No es acaso significativo que la familia se haya reducido a su grupo biológico a medida que integraba los progresos culturales más elevados? Pero un gran número de efectos psicológicos nos parecen derivarse de un declive social de la imago paterna. Ocaso condicionado por el retorno sobre el individuo de efectos extremos del progreso social, ocaso que se advierte sobre todo en nuestros días en las colectividades que más padecen estos efectos: concentración económica, catástrofes políticas. ¿Acaso no ha formulado este hecho el jefe de un Estado totalitario como argumento contra la educación tradicional? Ocaso más íntimamente ligado a la dialéctica de la familia conyugal, puesto que se opera mediante el crecimiento relativo, muy sensible, por ejemplo, en la vida norteamericana, de las exigencias matrimoniales.

Sea cual sea su porvenir, este ocaso constituye una crisis psicológica. Quizás deba relacionarse con esta crisis la aparición del propio psicoanálisis.”

 

Lacan J, Los complejos familiares en la formación del individuo (1938), “Otros escritos”, Paidós, 2012, pg. 74-75.

“Este narcisismo se traduce en la forma del objeto. Esta última puede producirse anteriormente a la crisis reveladora, del mismo modo que el objeto edípico se reduce en una estructura de narcisismo secundario, pero aquí el objeto permanece irreductible a una equivalencia cualquiera y el precio por su posesión, su virtud de perjuicio, prevalecerán sobre toda posibilidad de compensación o de compromiso: es el delirio de reivindicación. O bien la forma del objeto puede permanecer suspendida del acmé de la crisis, como si la imago del ideal edípico se fijara en el momento de su transfiguración pero aquí la imago no se subjetiva por identificación con el doble, y el ideal del yo se proyecta iterativamente en objetos de ejemplos, sin duda, pero cuya acción es del todo externa, más bien reproches vivientes cuya censura tiende a la vigilancia omnipresente: es el delirio sensitivo de relaciones. Finalmente, el objeto puede reencontrar más acá de la crisis la estructura de narcisismo primario en que su formación quedó detenida.”

 

Lacan, J Acerca de la causalidad psíquica (1946), Escritos I, Siglo XXI, pg. 172.

“Esta dialéctica que es la del ser mismo del hombre, debe realizar en una serie de crisis la síntesis de su particularidad y de su universalidad, llegando a universalizar esa particularidad misma.

Lo que quiere decir que en este movimiento que lleva al hombre a una conciencia cada vez más adecuada de sí mismo, su libertad se confunde con el desarrollo de su servidumbre.”

 

Lacan J, Acerca de la causalidad psíquica (1946), Escritos I, Siglo XXI, pg. 173.

“No vacilo en decir que se ha de poder demostrar que esa crisis tiene resonancias fisiológicas, y que, por muy puramente psicológica que sea en su resorte, se puede considerar a cierta “dosis de Edipo” como poseedora de la eficacia humoral de la absorción de un medicamento desensibilizador.”

 

Lacan J, La agresividad en psicoanálisis (1948), Escritos I, pg. 111.

“Es claro en efecto que la libido genital se ejerce en el sentido de un rebasamiento, ciego por lo demás, del individuo en provecho de la especie, y que sus efectos sublimadores en la crisis del Edipo están en la fuente de todo el proceso de la subordinación cultural del hombre.”

 

Lacan J , La agresividad en psicoanálisis (1948), Escritos I, pg. 113.

“Es del conflicto del Amo y del Esclavo de donde deduce todo el progreso subjetivo y objetivo de nuestra historia, haciendo surgir de esas crisis las síntesis que representan las formas más elevadas del estatuto de la persona en Occidente, desde el estoico hasta el cristiano y aun hasta el ciudadano futuro del Estado Universal.”

 

Lacan J, Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología (1950), Escritos I, pg. 121.

Más aún, la primera situación por la que aún somos deudores de la iniciativa freudiana de haber inducido en psicología la noción para que encuentre en ella, con el correr del tiempo, la más prodigiosa fortuna primera situación, decimos, no como confrontación abstracta delineadora de una relación, sino como crisis dramática que se resuelve en estructura es, justamente, la del crimen en sus dos formas más aborrecidas: el Incesto y el Parricidio, cuya sombra engendra toda la patogenia del Edipo.”

 

Lacan J, Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología (1950), Escritos I, pg. 132.

Tanto más significativo es reconocerla en la sucesión de las crisis destete, intrusión, Edipo, pubertad, adolescencia que rehacen cada una una nueva síntesis de los aparatos del yo en una forma siempre más alienante para las pulsiones que en ellas se frustran, y siempre menos ideal para las que allí encuentran su normalización.”

 

Lacan J, Intervención en el I Congreso Mundial de Psiquiatría (1950), “Otros Escritos”, Paidós, Bs. As., 2012, pg. 143.

“Si esta noción, en efecto, puede ser eliminada en física de operaciones que se pueden considerar desprovistas de sentido, nosotros no podemos, a riesgo de hundir nuestro pensamiento en las tinieblas, dejar de sostenerla en su vigor socrático: es decir, olvidar que la verdad es un movimiento del discurso que puede válidamente iluminar la confusión de un pasado que ella eleva a la dignidad de la historia sin agotar su imposible realidad.

Es, efectivamente, esta dialéctica misma la que opera en la cura y la que uno descubre allí, porque ella obró en el hombre desde su venida al mundo hasta penetrar toda su naturaleza a través de las crisis formadoras en las que el sujeto se identificó alienándose.

 

Lacan J, Intervención sobre la transferencia (1951), Escritos 1, pg. 206.

“Si Freud tomó la responsabilidad contra Hesíodo para quien las enfermedades enviadas por Zeus avanzan hacia los hombres en silencio de mostrarnos que hay enfermedades que hablan y de hacernos entender la verdad de lo que dicen, parece que esta verdad, a medida que se nos presenta más claramente su relación con un momento de la historia y con una crisis de las instituciones, inspira un temor creciente a los practicantes que perpetúan su técnica.”

 

Lacan J, Seminario III. Las psicosis (1955-1956), Paidós, Lección 23/11/55, pg. 31.

“Es absolutamente manifiesto que no se puede limitar la evolución de una paranoia a las causas internas. Para convencerse de ello basta pasar al capítulo Etiología de su manual, y leer a los autores contemporáneos, Sérieux y Capgras, cuyos trabajos están fechados cinco años después. Cuando se buscan las causas desencadenantes de una paranoia, siempre se pone de manifiesto, con el punto de interrogación necesario, un elemento emocional en la vida del sujeto, una crisis vital que tiene que ver efectivamente con sus relaciones externas…”

 

Lacan J, Seminario III. Las psicosis (1955-1956), Paidós, Lección 23/11/55, pg. 41.

“Parece estar, como ocurre muy a menudo en muchas crisis mentales, un poco sobrepasado por sus funciones. Es joven tiene cincuenta y un años para presidir una corte de apelaciones de esa importancia, y esta promoción le hace perder un poco la cabeza. Está en medio de personas mucho más experimentadas, mucho más entrenadas en el manejo de asuntos delicados, y durante un mes trabaja excesivamente, como él mismo lo dice, y recomienzan sus trastornos…”

 

Lacan J, Seminario III. Las psicosis (1955-1956), Paidós, Lección 30/11/55, pg. 48.

“Saben que tuvo hacia 1886 una primera crisis, y se intenta, gracias a sus Memorias, mostrar sus coordenadas: había presentado en ese entonces, nos dicen, su candidatura al Reichstag. Entre esta crisis y la segunda, o sea durante ocho años, el magistrado Schreber es normal, con la salvedad de que su esperanza de paternidad no se ve colmada.”

 

Lacan J, Seminario III. Las psicosis (1955-1956), Paidós, Lección 20/06/56, pg. 31.

“Cuál es el significante que está puesto en suspenso en su crisis inaugural? El significante procreación en su forma más problemática, aquella que el propio Freud evoca a propósito de los obsesivos, que no es la forma ser madre, sino la forma ser padre.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-1957), Paidós, Lección 9/01/57, pg. 111.

“¿Por qué hay luego una verdadera crisis? Porque entonces interviene un objeto real. Es cierto que el padre da un niño, pero precisamente a otra persona, a la persona que le es más próxima. Entonces es cuando se produce un verdadero vuelco.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-1957), Paidós, Lección 23/01/57, pg. 139.

“Se trata de una pequeña histérica que le llevan por algunos síntomas que ha tenido, menores sin duda, pero aun así inequívocos. La situación se ha hecho intolerable tras una especie de demostración o de intención de suicidio que ha acabado alarmando a su familia. El padre se la presenta a Freud como una enferma, y este mismo paso, la propia consulta, es un elemento que de por sí denota, sin lugar a dudas, una crisis en el conjunto social que hasta entonces se había mantenido en cierto equilibrio.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-1957), Paidós, Lección 23/01/57, pg. 140.

“Freud llega incluso a indicar en una nota que sin duda hubo algún error de su parte, y que hubiera debido comprender que el apego homosexual por la señora K. era la verdadera significación de la institución de la posición primitiva de Dora, así como de su crisis.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-1957), Paidós, Lección 23/01/57, pg. 141.

“Dora es una histérica, es decir, alguien que ha alcanzado la crisis edípica y que, al mismo tiempo, ha podido y no ha podido franquearla.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-1957), Paidós, Lección 23/01/57, pg. 147.

“La situación se desequilibra, Dora se ve relegada al papel del puro y simple objeto, y entonces empieza a ponerse reivindicativa. Reivindica el amor de su padre, algo que hasta ahora se mostraba dispuesta a considerar que recibía, aunque por mediación de otra.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-1957) Paidós, Lección 23/01/57, pg. 149.

“La joven se queda sin recursos. Hasta ese momento, había resultado bastante frustrada de lo que debía habérsele dado, o sea el falo paterno, pero había encontrado el medio de mantener el deseo por la vía de la relación imaginaria con la dama. Cuando ésta la rechaza, ya no puede sostener nada. El objeto se ha perdido definitivamente, y ni siquiera aquella nada en la que se ha basado para demostrar a su padre cómo se puede amar tiene ya razón de ser. En ese momento, se suicida.”

 

Lacan J, Seminario IV. La relación de objeto (1956-57), Paidós, Lección 23/01/57, pg. 149.

“Como Freud subraya, esto tiene igualmente otro sentido, el de una pérdida definitiva del objeto. El falo que se le niega definitivamente, cae, niederkommt. La caída tiene aquí valor de privación definitiva y también de mímica de una especie de parto simbólico. Aquí tienen otra vez el aspecto metonímico del que les hablaba. Si el acto de precipitarse desde un puente del ferrocarril en el momento crítico y terminal de sus relaciones con la dama y con el padre, Freud puede interpretarlo como una forma demostrativa de convertirse ella misma en ese niño que no ha tenido, destruyéndose al mismo tiempo en un último acto significativo del objeto, es únicamente basándose en la existencia de la palabra niederkommt.”

 

Lacan J, De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis (1957-1958), Escritos 2, Siglo XXI, pg. 562.

“Si pretende en efecto poder designar la ocasión de la psicosis en el simple asumir la paternidad por el sujeto, que es el tema de su ensayo, entonces es contradictorio considerar como equivalente la decepción anotada por Schreber de sus esperanzas de paternidad y su acceso a la Suprema Corte, en la que su título de Senatspräsident subraya la calidad de Padre (conscripto) que le asigna: esto en cuanto a la sola motivación de su segunda manera por el fracaso de su candidatura al Reichstag.”

 

Lacan J, Seminario VI. El deseo y su interpretación (1958-1959), Paidós, Lección 7/01/59, pg. 133-34.

“El sujeto asume precisamente ese dolor, pero además lo motiva de manera absurda, ya que lo motiva sólo en la ignorancia del otro. A fin de cuentas, si la miramos con mayor detalle, esa ignorancia es motivo de su dolor tanto como lo es, del afecto que surge en una crisis histérica, el contexto donde aquél en apariencia se organiza pero al cual es de hecho extrapolado.”

 

Lacan J, Seminario VI. El deseo y su interpretación (1958-1959), Paidós, Lección 11/03/59, pg. 294.

“El suicidio no es algo tan simple. No pensamos tanto, como él, en lo que ocurre en el más allá, sino que apenas se trata de lo siguiente: poner el punto final no impide que el ser siga siendo idéntico a todo lo que articulaba por medio del discurso de su vida. Aquí no hay To be, or not to be: sea como fuere, el To be permanece eterno.”

 

Lacan J, Seminario VI. El deseo y su interpretación (1958-1959), Paidós, Lección 15/04/59, pg. 354.

“Autores como Federn señalan con mucha sutileza las correlaciones necesarias entre el sentimiento del cuerpo propio y la extrañeza de lo que le ocurre al sujeto en cierta crisis, cierta ruptura, cierto detrimento del objeto en el nivel especificado como ($ ‹› a).”

 

Lacan J, Seminario VI. El deseo y su interpretación (1958-1959), Paidós, Lección 10/06/59, pg. 472.

“Tal como lo subrayé, articulé, e incluso recalqué, la crisis en cuestión no se inicia en el nivel interpsicológico, en sentido estricto, ni en el nivel de la integración de una nueva tendencia. Hay crisis en la medida en que, en ese momento de la coyuntura y como resultado de cierto cierre, el sujeto se ve efectivamente confrontado con el deseo de su madre como tal, y se encuentra, en presencia de ese deseo, sin recurso alguno.”

 

Lacan J, Seminario VI. El deseo y su interpretación (1958-1959), Paidós, Lección 24/06/59, pg. 516.

“Se lo nota con mucha claridad cuando, en el pico de la crisis, ella se precipita por encima del muro del ferrocarril. Freud reconoce en ese niederkommen la identificación con ese atributo materno.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 9/12/59, pg. 69.

“En el caso de la histeria, de la crisis de llanto, todo está calculado, reglado, como anclado en den Anderem, el Otro, el Otro prehistórico, inolvidable, que nadie nunca más alcanzará después.

Lo que encontramos articulado aquí nos permite una primera aproximación de lo que está en juego en la neurosis y comprender su correlato, su término regulador.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 16/12/59, pg. 87.

“Lo verán en la historia de la ciencia y del pensamiento. Este rodeo es indispensable para llevarnos a la gran crisis revolucionaria de la moral, a saber, el cuestionamiento de los principios allí donde deben ser nuevamente interrogados, es decir, a nivel del imperativo. Es el culmen, a la vez kantiano y sadista de la Cosa, aquello en lo cual la moral se transforma, por un lado, en pura y simple aplicación de la máxima universal, por el otro, en puro y simple objeto.

Es esencial comprender este punto para ver el paso que dio Freud.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 16/12/59, pg. 88.

“A su alrededor, lo verán, se jugó efectivamente al final del siglo XVIII, durante la Revolución Francesa, la crisis de la moral…”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 23/12/59, pg. 95.

“Mi tesis es que la ley moral se articula con la mira de lo real como tal, de lo real que puede ser la garantía de la Cosa. Por eso les invito a interesarse en lo que podemos llamar el acmé de la crisis de la ética, que les designé, ya de entrada, como ligado con el momento en que aparece la Crítica de la razón práctica.

La ética kantiana surge en el momento en que se abre el efecto desorientador de la física…”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 13/01/60, pg. 116.

“Lutero dice literalmente son ustedes el desecho que cae al mundo por el ano del diablo.

Vemos aquí el esquema esencialmente digestivo y excremencial que se forja un pensamiento que lleva hasta sus últimas consecuencias el modo de exilio en que está el hombre en relación a cualquier bien del mundo.

Allí nos lleva Lutero. No crean que estas cosas no tuvieron su efecto sobre el pensamiento y los modos de vivir de la gente de esa época. Aquí se articula justamente el vuelco esencial de una crisis de la que surgió toda nuestra instalación moderna en el mundo.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 13/01/60, pg. 123.

“Freud expresa allí, de modo apresurado y probablemente invertido, algo que se relaciona, en efecto, con una degradación que quizá apunte menos, al examinarla en detalle, hacia la vida amorosa, que hacia cierta cuerda perdida, una crisis, que concierne al objeto.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 27/01/60, pg. 144.

“Se trata de un caso límite, muy llamativo, pero que no es descrito de una manera que permita emitir un diagnóstico seguro y saber si merece o no ser calificado de depresión melancólica.

Se trata de una enferma, cuya vida nos es brevemente esbozada, que se llama Ruth Kjär. Nunca en su vida fue pintora pero, en el centro de la vivencia de sus crisis depresivas, esta mujer siempre se quejó de lo que llama un espacio vacío en ella, que nunca puede llenar.

Salteo las peripecias de biografía. De todos modos, ayudada por su psicoanalista, se casa y habiéndose casado las cosas primero andan bastante bien.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 27/01/60, pg. 145.

“Luego, en determinado momento, como este cuñado es un pintor talentoso se lo señala, pero no hay medio de controlarlo, vende uno de sus cuadros, lo saca de la pared y se lo lleva. Esto deja en la pared un espacio vacío.

Este espacio vacío desempeña un papel polarizante, precipitante, en las crisis de depresión melancólica que vuelven a asomar en ese momento en la vida de la paciente.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 25/05/60, pg. 296.

“¿Cuál es entonces ese placer al que se retorna después de una crisis que se despliega en otra dimensión, que a veces lo amenaza, pues se sabe a qué extremos puede conducir la música entusiasmante? Aquí, la topología del placer como la ley de lo que se despliega más acá del aparato al que nos llama el temible centro de aspiración del deseo, esa topología que definimos nos permite alcanzar quizás mejor que nunca hasta ahora, la intuición aristotélica.”

 

Lacan J, Seminario VII, La ética del psicoanálisis (1959-1960), Paidós, Lección 22/06/60, pg. 356.

“El fin de Antígona nos presenta la sustitución de no sé qué imagen sangrienta de sacrificio que realiza el suicidio místico. Ciertamente, a partir de cierto momento, ya no sabemos qué pasa en la tumba de Antígona. Todo nos indica que lo que acaba de suceder se realiza en una crisis de manía, habiendo llegado Antígona a ese nivel en que perecen igualmente Áyax y Hércules dejo de lado el fin de Edipo”

 

Lacan J, Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano (septiembre 1960), Escritos 2, Siglo XXI, pg. 777.

“La verdad no es otra cosa sino aquello de lo cual el saber no puede enterarse de que lo sabe sino haciendo actuar su ignorancia. Crisis real en la que lo imaginario se resuelve, para emplear nuestras categorías, engendrando una nueva forma simbólica. Esta dialéctica es convergente y va a la coyuntura definida como saber absoluto.”

 

Lacan J, Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano (septiembre 1960), Escritos 2, Siglo XXI, pg. 800-801.

“Por eso llevamos de buen grado a los que nos siguen a los lugares donde la lógica se desconcierta por la disyunción que estalla de lo imaginario a lo simbólico, no para complacernos en las paradojas que allí se engendran, ni en ninguna pretendida crisis del pensamiento, sino para reducir por el contrario su falso brillo a la hiancia que designan, siempre para nosotros muy simplemente edificante, y sobre todo para tratar de forjar en ellos el método de una especie de cálculo cuyo secreto sería revelado por la inadecuación como tal.”

 

Lacan J, Seminario X. La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 14/11/62, pg. 20.

“El hecho de que hayan podido, por ejemplo, y sin escrúpulos, recurrir a la misma referencia a la reacción catastrófica para designar la crisis histérica, o también, en otros casos, la cólera, demuestra que en cualquier caso no puede ser suficiente para distinguir la angustia, ni para señalar dónde está.”

 

Lacan J, Seminario X. La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 28/11/62, pg. 45.

«Por el contrario, si hay algo bien extraño es el verdadero desbordamiento, la crisis de agitación que se apodera de Hamlet a partir del momento crucial en que aparece en escena el personaje llamado Lucianus, o Luciano, y lleva a cabo su crimen, tanto contra el personaje que representa al rey —rey de comedia, aunque en su discurso se haya afirmado como el rey de cierta dimensión— como contra el personaje que representa a su cónyuge.»

 

Lacan J, Seminario X. La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 28/11/62, pg. 46.

“de una verdadera pequeña crisis de agitación maníaca,…”

 

Lacan J, Seminario X. La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 9/01/63, pg. 99.

«… todas debidas a la importancia excesiva que se ha querido dar a ciertas evidencias y, en particular, a las pertenecientes al campo de la estética trascendental. Si se tiene por evidente la separación de la dimensión del espacio respecto de la del tiempo, la elaboración del objeto científico acabó tropezando con lo que se traduce muy impropiamente como una crisis de la razón científica.»

 

Lacan J, Seminario X. La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 23/01/63, pg. 128.

“Este dejar caer es el correlato esencial del pasaje al acto. Aún es necesario precisar desde qué lado es visto, este dejar caer. Es visto, precisamente, del lado del sujeto. Si ustedes quieren referirse a la fórmula del fantasma, el pasaje al acto está del lado del sujeto en tanto que éste aparece borrado al máximo por la barra. El momento del pasaje al acto es el del mayor embarazo del sujeto, con el añadido comportamental de la emoción como desorden del movimiento. Es entonces cuando, desde allí donde se encuentra a saber, desde el lugar de la escena en la que, como sujeto fundamentalmente historizado, puede únicamente mantenerse en su estatuto de sujeto se precipita y bascula fuera de la escena.

Ésta es la estructura misma del pasaje al acto.”

 

Lacan J, Seminario X, La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 23/01/63, pg. 129.

«El sujeto se mueve en dirección a evadirse de la escena. Es lo que nos permite reconocer el pasaje al acto en su valor propio, y distinguir de él lo que es muy distinto, ya lo verán ustedes, a saber, el acting out

 

Lacan J, Seminario X, La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 23/01/63, pg. 129.

«¿A qué llamamos fuga en el sujeto, siempre puesto más o menos en posición infantil, que allí se lanza, sino a esa salida de escena, esa partida errática hacia el mundo puro donde el sujeto sale a buscar, a reencontrar, algo expulsado, rechazado, por doquier? Se hace mala sangre, como se suele decir y, por supuesto, vuelve, lo cual puede ser una oportunidad para él de darse aires. La partida es, ciertamente, el paso de la escena al mundo.»

 

Lacan J, Seminario X, La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 23/01/63, pg. 141.

«… como lo reconocen los mismos que tomaron esa vía hace mucho más de un decenio — más exactamente, hace tantos decenios que ahora ya se empieza a hablar menos de ello—, se trata de conducir al sujeto a la identificación (…) con el resultado que señala Balint —la crisis verdaderamente maniaca que nos describió como la del fin de un análisis caracterizado de este modo. Esta crisis ¿qué representa, precisamente? La insurrección del a, que permanece absolutamente intocado.»

 

Lacan J, Seminario X, La angustia (1962-1963), Paidós, Lección 3/07/63, pg. 351.

“La angustia, Freud, al término de su obra, la designó como señal. La designó como una señal distinta del efecto de la situación traumática, y articulada con lo que llama peligro, término que para él remite a la noción no elucidada, hay que decirlo de peligro vital.”

 

Lacan J, Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista (Enero 1964), Escritos 2, Siglo XXI, pg. 831.

“Pues el inconsciente muestra que el deseo está aferrado al interdicto, que la crisis del Edipo es determinante para la maduración sexual misma.”

 

Lacan J, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Reseña del seminario de 1964, “Otros Escritos”, Paidós, pg. 205.

“Nos pareció que debíamos invertir esta presentación, por encontrar en la crisis no tanto la ocasión de una síntesis como el deber de iluminar lo abrupto de lo real que restaurábamos en el campo legado por Freud a nuestro cuidado.”

 

Lacan J, Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Paidós, Lección 15/01/64, pg. 18.

“Se necesita de veras una crisis para que el señor Oppenheimer nos pregunte a todos sobre el deseo que está en el trasfondo de la física moderna. Nadie, por lo demás, le presta atención. Se cree que es un incidente político. Este deseo, ¿será algo que pertenece al mismo orden de lo que se le exige al adepto de la alquimia?

En todo caso, el deseo del analista no puede dejarse fuera de nuestra pregunta, por una razón muy sencilla: el problema de la formación del analista lo postula. Y el análisis didáctico no puede servir para otra cosa como no sea llevarlo a ese punto que en mi álgebra designo como el deseo del analista.”

 

Lacan J, Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Paidós, Lección 22/01/64, pg. 29.

“Por lo menos una parte de mi auditorio se quedará con las ganas si indico simplemente que, en el Ensayo sobre las magnitudes negativas de Kant, podemos percatarnos de la precisión con que se discierne la hiancia que, desde siempre, presenta la función de la causa a toda aprehensión conceptual. En ese ensayo se dice más o menos que es éste un concepto, a fin de cuentas, inanalizable imposible de comprender mediante la razón en la medida en que la regla de la razón, la Vernunftsregel, es siempre alguna Vergleichung, algún equivalente, y que en la función de la causa siempre queda esencialmente cierta hiancia, término empleado en los Prolegómenos del mismo autor.”

 

Lacan J, Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Paidós, Lección 15/04/64, pg. 137-38.

“De cualquier forma, es una paradoja designar en ese movimiento de cierre el momento inicial en que la interpretación puede lograr su cometido. Y aquí se revela la crisis conceptual permanente que existe en el análisis, respecto a cómo conviene concebir la función de la transferencia. (…)

Hay una crisis en el análisis, y esto justifica, porque no hay en ello ninguna parcialización, que escoja un texto muy reciente que, por ser de una mente nada mediocre, la manifiesta de la manera más palmaria. Se trata de una artículo denso, muy cautivante, de Thomas S. Szasz quien vive en Siracusa pero, por desgracia, no se parece a Arquímedes, pues esta Siracusa está en el Estado de Nueva York publicado en el último número del International Journal of Psychoanalysis.

La idea que inspira este artículo a su autor es coherente con la búsqueda que anima sus artículos anteriores, una búsqueda verdaderamente conmovedora de la autenticidad del camino analítico”

 

Lacan J, Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Paidós, Lección 22/04/64, pg. 143.

“Tengo, pues, que situar este artículo [de Szasz] en la perspectiva en que lo sitúa el propio autor, y considerar que opera, no en el plano heurístico, sino en el erístico y que manifiesta, con su reflexión que termina en un impasse, la presencia de una verdadera crisis de conciencia en la función del analista.

 

Lacan J, Problemas cruciales para el psicoanálisis (1964-65), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 218.

“No nos ilusionamos con el hecho de que una crítica en ese nivel no pueda limpiar los excrementos de la llaga, cuyo orden de explotación social, que se basa en esta apertura del sujeto (y por lo tanto no crea la alienación), se dedica a recubrir la susodicha llaga, con mayor o menor conciencia. Hay que mencionar la tarea que cumple aquí, a partir de la crisis abierta del sujeto, la filosofía. Sirvienta de más de un amo.”

 

Lacan J, La ciencia y la verdad (1 de diciembre de 1965), Versión estenográfica de la lección de apertura del seminario que dirigimos en el año 1965-66 en la École Normale Supérieure sobre El objeto del psicoanálisis, a título de encargado de conferencias de la la École Pratique des Hautes Études, Escritos 2, Paidós, pg. 842.

“No podríamos sin embargo contentarnos con comprobar que un formalismo tiene más o menos éxito, cuando se trata en último término de motivar su apresto que no ha surgido por milagro, sino que se renueva según crisis tan eficaces, desde que parece haberse encontrado en ellas cierto hilo recto.

 

Lacan J, La ciencia y la verdad (1 de diciembre de 1965), Escritos 2, Paidós, pg. 848.

“Tengo que precisar sin embargo. Es sabido que la teoría física o matemática, después de cada crisis que se resuelve en la forma para la cual el término de: teoría generalizada no podría en modo alguno considerarse que quiere decir: paso a lo general, conserva a menudo en su rango lo que generaliza, en su estructura precedente. No es esto lo que decimos. Es el drama, el drama subjetivo que cuesta cada una de sus crisis. Este drama es el drama del sabio. Tiene sus víctimas, de las que nada indica que su destino se inscriba en el mito del Edipo.

 

Lacan J, De nuestros antecedentes (1966), Escritos 1, pg. 63.

“¿Debe reducirse ésta a una crisis biológica? Su dinámica tal como la exponemos se apoya en efectos de diacronía: retraso de la coordinación nerviosa ligado al nacimiento prematuro, anticipación formal de su resolución.”

 

Lacan J, El psicoanálisis. Razón de un fracaso (1967), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 368.

“Un débil esbozo que yo le había dado a este mismo Bouvet para nuestro círculo en ocasión de una crisis que se parecía más bien a una farsa y donde él viró, lo había alarmado por el golpe que le daba, me dijo, al narcisismo en tanto que dominaba el régimen del grupo.”

 

Lacan J, El acto psicoanalítico. Reseña del seminario (1967-1968), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 398.

“Este lapsus ingenioso basta sin embargo para dar cuenta de una adecuación bastante amplia de los enunciados pavlovianos, en los que el extravío de quien solo piensa en los márgenes en los que debe encauzarse la crisis psicoanalítica encuentra una buena coartada universitaria.

Es entonces muy ingenuo quien se hace eco de este apólogo para rectificar que el sujeto de la ciencia nunca está donde se piensa, puesto que esa es precisamente nuestra ironía…”

 

Lacan J, Alocución sobre las psicosis del niño (1967), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 383.

“Los hombres están inmersos en un tiempo que llamamos planetario, en el que se informarán acerca de ese algo que surge de la destrucción de un antiguo orden social que simbolizaré con el Imperio, cuya sombra se perfiló todavía durante mucho tiempo en una gran civilización, para ser sustituido por algo muy distinto, que no tiene en absoluto el mismo sentido, los imperialismos, cuya pregunta es la siguiente: ¿cómo hacer para que masas humanas, condenadas al mismo espacio, no solamente geográfico, sino en esta ocasión familiar, permanezcan separadas?”

 

Lacan J, Radiofonía (1970), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 459.

“Si se sigue mi topología hecha groseramente, se puede reencontrar en ella el primer enfoque freudiano por el hecho de que el efecto de “progreso” a esperar del inconsciente es la censura.

En otras palabras, que como consecuencia de la presente crisis, todo indica la procesión de lo que yo defino como el discurso universitario, es decir, contra toda apariencia, a considerar como un señuelo este caso, el ascenso de su dirección.”

 

Lacan J, Radiofonía (1970), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 467.

“Es él, ese real, pasada la hora de la verdad, el que va a sacudirse hasta la próxima crisis, habiendo recobrado lustre. Se diría incluso que es la fiesta de toda revolución: que la perturbación de la verdad sea arrojada a las tinieblas. Pero de lo real, solo se han visto espejismos, incluso así esclarecido.”

 

Lacan J, Discurso a la Escuela Freudiana de París (1970), “Otros Escritos”, Paidós, pg. 296.

“Sin embargo, ocurre que un movimiento que llaman estructuralismo, notorio por denunciar el retraso respecto de su discurso, y una crisis, entiendo aquella en que Universidad y marxismo quedan reducidos a la incertidumbre, hacen que no esté fuera de lugar estimar que el discurso de Lacan se confirma allí, y tanto más cuanto que en ella la profesión psicoanalítica no está presente.”

 

Lacan J, Seminario XVII. El reverso del psicoanálisis (1969-1970), Paidós, Lección 18/02/70, pg. 93.

“Y sin embargo va trenzando este punto de partida con una serie de crisis Aufhebung, como dice él, de lo que resulta que esta misma Selbsbewusstsein, figura inaugural del amo, encuentra su verdad por medio del trabajo del otro por excelencia, aquel que sólo se sabe por el hecho de haber perdido ese cuerpo, el cuerpo mismo en el que se sostiene, por haber querido conservarlo en su acceso al goce, en otras palabras el esclavo.”

 

Lacan J, Seminario XVII. El reverso del psicoanálisis (1969-1970), Paidós, Lección 17/06/70, pg. 202.

“Esta caída es la que hace producción, que luego debe retomarse.

‘A lo real, por su parte, las cosas no le van ni mejor ni peor. Por lo general, resopla hasta la próxima crisis. Su beneficio momentáneo es el lustre que consigue. Sería incluso el beneficio que podría esperarse de alguna revolución, ese lustre que brillaría durante mucho tiempo en el lugar, siempre turbio, de la verdad. Sin embargo, he aquí que de ese lustre nunca se ve más que el fuego’.”

 

Lacan J, Seminario XVIII. De un discurso que no fuera del semblante (1971), Paidós, Lección 20/01/71, pg. 33.

“Esto es lo que pasa, y resulta bastante raro ver a todos los analistas esforzándose por desviar la mirada. Lejos de haber insistido cada vez más sobre el momento crucial, sobre la crisis de la fase fálica, todo les viene bien para eludirla. La verdad a la que no hay ninguno de estos jóvenes seres hablantes que no deba hacer frente es que hay quienes no tienen el falo.”

 

Lacan J, Seminario XVIII. De un discurso que no fuera del semblante (1971), Paidós, Lección 17/03/71, pg. 89.

“¿Me oyen allá en la cuarta fila? Genial. Por lo menos, se respira. Tal vez esto permita relaciones más eficaces. Por ejemplo, en algún caso yo podría pedirle a alguien que salga. En última instancia, podría tener una crisis de nervios y largarme yo mismo. En fin, en el otro anfiteatro la cosa se asemejaba demasiado a la creencia mayoritaria de que existe una relación sexual porque estamos apretados en una caja.”

 

Lacan J, Seminario XIX. …o peor (1971-1972), Paidós, Lección 1/06/72, pg. 204.

“Hay una crisis, es un hecho, no es totalmente falso. En síntesis, el e-pater ya no nos impacta. Esa es la única función verdaderamente decisiva del padre. Ya señalé que no era el Edipo, que estaba liquidado, que si el padre era un legislador, el niño resultante era el presidente Schreber, nada más.”

 

 

Lacan J, Entrevista realizada por Emilia Granzotto en la revista Panorama. 1974, Rev. El Psicoanálisis 27/2015, p. 11.

“Emilia Granzotto: Cada vez más a menudo se habla de crisis del psicoanálisis. Sigmund Freud, se dice, está superado, la sociedad moderna ha descubierto que su obra no es suficiente para comprender al hombre, ni para interpretar a fondo su relación con el mundo.

Jacques Lacan: Esto son cuentos. En primer lugar, la crisis. No existe, no puede haberla. El psicoanálisis no ha llegado de ningún modo a su límite. (…)

Su doctrina ha cuestionado la verdad, asunto que nos concierne a todos y a cada uno de nosotros personalmente. Eso no tiene nada que ver con una crisis. Repito: estamos lejos de haber llegado al límite de Freud. También porque su nombre ha servido para cobijar muchas cosas: ha habido desviaciones, los epígonos no han seguido siempre fielmente el modelo. Eso ha creado confusiones.”

 

Lacan J, Decolaje o despegue de la Escuela (11/03/80), “La Escuela. Textos institucionales de Jacques Lacan”, Escansión, Manantial, p. 24.

“Ningún progreso se ha de esperar, salvo el de poner a cielo abierto, periódicamente, tanto los resultados como las crisis del trabajo.”

 

Lacan J, Alocución sobre la enseñanza (1980), “Otros Escritos”, Paidós, p. 321.

“Que se me perdone aquí el sumario, pero este en suma es también el saber puesto en Suma, con S mayúscula, y por qué en esta vía privarme: el sueño, por estar allí, vale la suma. El sueño del saber engendra monstruos, a decir verdad, civilizados: al seguir la guía de mi $ barrado, ustedes ven que el enseñante se encuentra aquí en el registro de la producción, lo que no sale de lo verosímil.

Decir con qué disposición se ordena esta producción no sería nada más que dejar que la crisis actual de la Universidad se manifieste como estructura, haciendo estribillo al respecto con nuestro: es una enseñanza.”

 

Myriam Chang. Miembro ELP y AMP. Barcelona

Nota: Citas trabajadas a partir del material cedido amablemente por Equipo de Bibliografía del último congreso de la NLS. Compuesto por:Responsables: Lidia Sinka, Sofia Guaraguara
Participantes:
Andrea Castillo, Jean-Christophe Contini, Daniela Dighero, Pablo Reyes, Patricia Wartelle.
Lector: Alexandre Stevens.

 

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